Uno de los rasgos que me definen es mi curiosidad intelectual. Se expresó en la universidad tomando una plétora de clases: biología molecular, informática, el Imperio Romano, la Guerra del Peloponeso, literatura rusa, cálculo multivariable e innumerables más. Sin embargo, la especialización profesional es el rasgo definitorio de la economía moderna. Tenemos una calidad de vida extraordinaria gracias a la hiperespecialización. Miles de personas intervienen en cada producto que consumimos. Aunque esto nos ha permitido reducir drásticamente los costes de los alimentos y los bienes de consumo, también dificulta el encuentro con otros polímatas generalistas.
En mi vida posterior a la universidad, mi curiosidad se expresaba leyendo entre 50 y 100 libros cada año. Cuando pude permitírmelo, empecé a organizar salones basados en los salones franceses de la Ilustración de los siglosXVII yXVIII. Nueva York era el lugar perfecto para acogerlos, ya que alberga a la élite intelectual, artística y financiera. Esto me permitió organizar salones con temas variados que abarcaban la filosofía, la literatura, la ciencia y la geopolítica. Aunque tuviera ponentes, los salones no estaban estructurados y eran a la vez intelectualmente rigurosos y sociales por naturaleza. En la mayoría de los actos había entre 30 y 40 invitados. Aunque me parecieron interesantes, la calidad de la conversación varió. Algunos invitados destacados solían dominar la conversación. Como había varias conversaciones simultáneas, tu resultado dependía de la conversación en la que estuvieras participando.
Mi enfoque cambió después de unirme a Diálogo de Auren Hoffman y Peter Thiel en 2006 para lo que se convirtió en mi peregrinación intelectual anual. El diálogo utiliza un formato de conversación jeffersoniano que conduce a conversaciones más significativas y a conexiones más profundas. Empecé a reproducir el concepto y ahora organizo cenas regulares del Jeffersonian en Nueva York.
Características
- Lista de invitados: Normalmente, mis cenas incluyen de 8 a 10 invitados, elegidos por sus diversas perspectivas y procedencias. El objetivo es crear un grupo con experiencias y puntos de vista variados.
- Una sola conversación: A diferencia de las cenas tradicionales, en las que se producen varias conversaciones simultáneamente, en una cena del Jeffersonian hay una conversación continua en la que participan todos los invitados. Esto garantiza que todos formen parte del mismo diálogo y puedan contribuir a la discusión, y te permite profundizar mucho más en un tema concreto.
- Debate guiado: Suelo moderar la conversación en torno al tema o pregunta central de la velada, que comparto con los invitados por correo electrónico con antelación. Esta pregunta pretende ser abierta e incitar a la reflexión, diseñada para suscitar respuestas profundas y significativas.
- Igualdad de participación: Se anima a los invitados a participar en igualdad de condiciones. Guío la conversación para asegurarme de que nadie domine y de que los invitados más tranquilos puedan compartir sus ideas.
- Diálogo respetuoso: Se hace hincapié en el diálogo respetuoso y considerado. Se anima a los invitados a escuchar activamente y a comprometerse reflexivamente con las perspectivas de los demás.
- Interrupciones limitadas: Las interrupciones se reducen al mínimo para permitir el intercambio ininterrumpido de ideas. Los invitados hablan por turnos.
- Historias y puntos de vista personales: Se anima a los invitados a compartir historias personales, experiencias y puntos de vista relacionados con el tema central. Este enfoque personal ayuda a fomentar una comprensión y una conexión más profundas entre los participantes.
- Mesa redonda: Evidentemente, puedes utilizar una mesa rectangular tradicional, pero acabarás con más distancia entre los participantes. Utilizo intencionadamente una mesa redonda pequeña para facilitar una conversación más íntima.
Puntualidad
Suelo decir a la gente que se presente a las 19.00 h y que la cena empieza a las 19.30 h. Los primeros 30 minutos no están estructurados. Una vez sentados, pasamos a una conversación individual que comienza con breves presentaciones. Doy un margen de 30 minutos, dado que las condiciones del metro y del tráfico en Nueva York pueden variar. Sin embargo, no se permite la entrada a nadie que llegue después de que comience la conversación estructurada a las 19.30 h.
A las 21.30 h, tras dos horas de conversación, comunico a la gente que pueden marcharse si tienen obligaciones, pero que pueden quedarse todo el tiempo que quieran.
Reglas
- Debate en grupo: La magia de una cena dialogada es la conversación y las ideas generadas por nuestras mentes colectivas. Sólo se permite una conversación en grupo en la mesa. Las conversaciones paralelas no están permitidas.
- Atribución: Todo lo relacionado con la conversación es extraoficial y no se puede atribuir. Y por «todo» me refiero a quién participa, de qué se habló, la comida que comimos, qué tiempo hacía… todo.
- Vestimenta: La vestimenta es informal. Se recomienda llevar vaqueros. Se desaconsejan las corbatas.
- Una cena de diálogo es una sesión de resolución de problemas. No es una sesión de debate. No nos reunimos para ver quién puede anotar más puntos en una discusión. Estamos aquí para resolver problemas en profundidad. Estamos todos en el mismo equipo y queremos resolver los problemas juntos.
- Tómate en serio la preparación.
- No mires el móvil. Apaga los timbres y las vibraciones del móvil.
- Si alguna vez hablas durante más de un minuto seguido, más vale que sea bien. Si hablas durante más de dos minutos seguidos, debe ser una expansión mental. Si hablas más de cuatro minutos seguidos, no te volverán a invitar. Intenta escuchar y comprometerte: «Juzga a un hombre por sus preguntas más que por sus respuestas«.-Voltaire
Temas
Las cenas del Jeffersonian pueden servir para profundizar en cualquier tema. Noah Friedman y Michael Loeb utilizan admirablemente su serie de cenas Uncharted en Nueva York para centrarse en la difícil situación del empresario. En consonancia con mi curiosidad intelectual, suelo alternar entre tres tipos diferentes de temas para la cena.
- Abierto:
Una de las sesiones más interesantes y reveladoras que tuve fue cuando pedí a los participantes que eligieran uno de los siguientes temas.
- Dialogando
Tómate 4 minutos para presentar algo interesante y enseñar algo al grupo. A continuación, debatimos cada presentación. Expectativa: tienes que preparar una charla de 4 minutos. Piensa de antemano qué quieres presentar y debatir. Debería ser revelador, muy interesante y no abiertamente partidista.
- Eso es una gilipollez
Discute los argumentos, teorías y predicciones exagerados que dominan actualmente los debates sobre política, ciencia y tecnología. Los temas pueden incluir el declive estadounidense, el ascenso chino, el yoga, la impresión en 3D, la universidad por Internet, Bitcoin, Snapchat, la col rizada, los drones, la dieta paleo, la meditación, los coches eléctricos y mucho más. Explica en 4 minutos lo que te parece una gilipollez y por qué. Se anima a rebatir. Nota: Los argumentos deben ser provocativos/controversiales, pero no abiertamente políticos o partidistas.
- Lo que no se puede decir
¿Cuál es la idea, creencia o teoría más controvertida o herética que tienes? Cada participante dispone de cuatro minutos para su exposición. En esta sesión se trata de buscar la verdad, no de discutir por discutir. Tras la presentación de todas las opiniones, los participantes votarán con el pulgar hacia arriba o hacia abajo cada opinión en secuencia. El objetivo es presentar una opinión en la que estén de acuerdo contigo el menor número posible de personas, pero no cero. Las ideas deben ser provocativas o contrarias, pero no abiertamente partidistas o políticas.
Estas cenas son aquellas en las que más aprendes y en las que inevitablemente te sorprendes de lo que presentan los demás. Sin embargo, son menos profundos, ya que cada invitado trata un tema diferente.
- Personal:
Las cenas con preguntas personales acaban dando lugar a las conexiones más profundas entre los invitados. Las preguntas están diseñadas de tal modo que cada invitado debe compartir historias detalladas que te den una idea de su historia y su psique. Al ser todo extraoficial, la mayoría de la gente muestra una vulnerabilidad y una seriedad asombrosas.
He aquí las preguntas que utilicé recientemente para una cena de este tipo.
- Si tuvieras que escribir unas memorias sobre un único periodo de 72 horas de tu vida, ¿qué tres días elegirías?
- ¿Qué acontecimiento de tu vida te pareció importante en su momento, pero no marcó tu camino como pensabas que lo haría? ¿Qué en tu vida actual podría demostrar lo mismo?
- ¿Por qué has luchado más que por nada en tu vida? ¿Ha merecido la pena la lucha?
- ¿Qué vicio consideras una virtud?
- ¿Qué opinión tienes que no puedas defender?
Ten en cuenta que cubrimos las 5 preguntas durante una cena.
- Intelectual:
La cena de diálogo más habitual que organizo gira en torno a un tema que me interese en ese momento. Estos son algunos de los temas que he tratado a lo largo de los años.
- Tecnooptimismo y pesimismo.
- Reinventar la democracia para el sigloXXI.
- La religión en 2100.
- La ética y la moral de la tortura.
- El futuro de la guerra.
- Potencia.
Ten en cuenta que el tema anterior es el tema general de la velada. Para cada una suelo preparar entre 3 y 5 preguntas más detalladas que pido a los participantes que reflexionen.
Por ejemplo, aquí tienes las subpreguntas para la conversación sobre el tecnooptimismo:
- ¿De qué manera sorprendente eres un tecnopesimista a corto plazo, pero un tecnooptimista a largo plazo, y viceversa?
- ¿Qué industria está menos preparada para los impactos de la IA, pero sorprendentemente bien posicionada para aprovecharla?
- ¿Cuáles serán los puntos de inflexión críticos no evidentes en ciencia y tecnología en el próximo año? ¿Diez años?
- ¿Qué cuestiones éticas relacionadas con las tecnologías emergentes te parecen más imposibles de conciliar?
Secuelas
No hay objetivos específicos de las cenas dialogadas, salvo fomentar un discurso intelectual riguroso. Podrías acusarlas de mera masturbación intelectual. Sinceramente, aunque no saliera nada de ellas, aparte de mejorar los conocimientos de los demás, las consideraría un éxito.
He aprendido mucho de ellos a lo largo de los años. A menudo llegábamos a conclusiones fundamentalmente contrarias. Por ejemplo, durante la cena sobre la reinvención de la democracia para elsiglo XXI, llegamos a la conclusión de que, con todos sus defectos, la república constitucional estadounidense era el mejor sistema político. Dado que ninguno de nosotros empezó con esa posición, el camino y los saltos que hubo que dar para llegar a ella fueron fascinantes.
En cualquier caso, creo que estas reuniones tienen una magia que va más allá de la mera estimulación intelectual. Los encuentros fortuitos en diversos salones jeffersonianos han dado lugar a tratos comerciales, cambios políticos e incluso matrimonios. Creo que desempeñarán un papel en la configuración del panorama cultural e intelectual del sigloXXI y contribuirán a la difusión de nuevas ideas y al fomento del pensamiento crítico.
¡Ahora dispones del conjunto de herramientas para organizar el tuyo propio y hacer surgir nuevas ideas extraordinarias!